WASHINGTON, D.C.— Al cumplirse 10 años desde el inicio de la guerra contra el terrorismo, 125 soldados inmigrantes han realizado el “sacrificio último por Estados Unidos”, según lo describió ayer el Departamento de Defensa. En medio de dos guerras, el gobierno insistió en la importancia del servicio que da este grupo al país.
El 11 de septiembre de 2001 cambió la vida de millones de personas en Estados Unidos y los inmigrantes no han sido una excepción. Desde entonces hasta septiembre 2010, las operaciones Libertad de Irak, Libertad Duradera y Nuevo Amanecer han costado la vida de 5,676 soldados, de acuerdo con estadísticas del Servicio de Investigación del Congreso.
En total, 2.27 millones de efectivos han servido en las Fuerzas Armadas desde entonces, tanto activos como reservas; 4,588 corresponden a nacionales de Estados Unidos, 2.2 millones son ciudadanos, 38,511 son no ciudadanos. Asimismo, 231,602 son hispanos. Entre ellos, 29,505 son latinas.
Defensa especificó que 69 mil personas han ganado su ciudadanía engrosando las filas de las Fuerzas Armadas. Actualmente, hay más de 25 mil no ciudadanos en servicio y cerca de nueve mil residentes se inscriben cada año para servir.
“Las personas que no tienen ciudadanía han sido y continúan siendo una parte vital de las fuerzas de Estados Unidos. Aquellos que sirven son patriotas. El alistamiento de este grupo nos continúa proveyendo de una fuerza diversa, en términos de raza, lenguaje y cultura”, aseguró Clifford Stanley, subsecretario de Defensa para Personal y Preparación.
Es una opinión compartida por diferentes legisladores en el Senado. “Ahora y en la historia de nuestra nación, los inmigrantes han servido en todos los niveles de las Fuerzas Armadas, incluyendo roles de liderazgo distinguido. Deberíamos honrar y reconocer su servicio. Deberíamos poner la política a un lado y permitir una conversación racional sobre una reforma migratoria, incluyendo DREAM Act, que les permitiría a los jóvenes servir”, aseguró Michael Bennet (D-CO).
Precisamente, este fue uno de los temas en los que se profundizó ayer en el Comité Judicial del Senado, durante la primera audiencia sobre el proyecto de ley DREAM, donde Stanley insistió en el apoyo de las Fuerzas Armadas a esta iniciativa y los beneficios que traería para elevar el reclutamiento.
La teniente coronel retirada Margaret Stock resaltó, además, que este grupo será clave en un futuro cercano. “Las personas que están en contra de la legislación dicen que ahora llenamos las cuotas de alistamiento sin problemas y no los necesitamos. Pero una vez que la economía de Estados Unidos se recupere, enfrentaremos un clima de reclutamiento mucho más difícil”, insistió.
No existen cifras oficiales respecto al número de indocumentados presentes en las Fuerzas Armadas; sin embargo, el senador Al Franken (D-MN) se refirió al tema ayer durante la audiencia. “He hecho diferentes inspecciones y visitas a soldados y me he enterado que existen indocumentados en servicio. Se supone que no deberían estar ahí, ¿cierto?”, preguntó.
Stanley aseguró que no sabía la respuesta. Por su parte, Stock dijo que los casos eran mínimos y que cuando se identificaba esta situación, la persona no recibía un trato especial por estar sirviendo a Estados Unidos. “Al contrario, recientemente cuando se identificó un caso, el individuo fue deportado”, explicó.
Por otra parte, insistió en que un estudio realizado por el Pentágono demostró que los soldados que no son ciudadanos superan en desempeño a los ciudadanos en actividades de combate.
Actualmente las Fuerzas Armadas cuentan con un solo sistema para eludir los requerimientos de ingreso, el que se limita a personas relacionadas con áreas como medicina y lenguaje. El gobierno aseguró que no ha sido utilizado para permitir el alistamiento de indocumentados.